Mi voz se callará por un tiempo y contemplaré el pasar de los días grises, bajaré a los valles donde el silencio reina y derramaré mis lagrimas por haberte perdido y al final de mi jornada y después de tanto llanto, levantaré mi mirada, tomaré otro rumbo, una senda distinta que me llevara a lugares insospechados donde me aguarde una regazo cálido y ahí aceptaré mi derrota. Serás un diamante en mis memorias y no habrá más duelo, y aún en ese momento después de sentir la brisa de la paz en mi frente y la caricia de las nuevas oportunidades en mi rostro, no aceptaría ser tu amigo.

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