Cuando estas sola y fluye tu violín, entonces siento, vuelo, el alma se despereza y la grandeza de la música, los latidos del corazón son puramente sentimiento. Tan solo oír tu violín me alimenta, me posee y libera el arte que siento. Nunca mueres pues tú has sembrado entre nosotros la pasión por esto, un modo de vida, lo nuestro. Cada da vez que te escucho estoy entre dos aguas, el genio y el duende.

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