deleite del más sublime de los ideales,
resucitaste el amor con tu luz fecunda,
mujer convertida en ángel indefinible,
tus virtudes hacen todo lo que es divino,
te has convertido en mi único evangelio.
En tu frente aureola de todos mis sueños,
eres el santuario de todas mis poesías,
tus ojos lugar donde comienza el cielo,
arrodillado ante cada una de tus miradas,
tu voz canto que conquista a mi alma,
te has apoderado de mi por derecho.
Tus trazos a mis ojos el más bello paisaje,
de tu cuerpo brota deslumbrante lozanía,
tus piernas templo de pilares vivientes,
vertiginosa dulzura en tus tibios muslos,
tu espalda taller de mis prosas y versos,
sedosa y delicada piel de apacible blancura.
La lejanía me mata por no poder cortejarte,
con mis letras te hago saber lo que siento,
pídeme un deseo que tratare de complacerte,
tienes mi corazón, mi alma, mi vida entera,
eres dueña de mis sueños, de mis pensamientos,
hasta ti iré para pedirte que te vengas conmigo.
Fer Ferrer
Poeta y novelista
Poema Registrado
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