en el último sorbo de nostalgia de mi vaso,
tumbado sobre mi lecho abrí los ojos,
me dirigí a mi ventana buscando el amanecer,
un fuerte resplandor de luz lleno mi vida,
eras tu mujer, en perfecta armonía.
Amanecer sobre las aguas cristalinas,
con la magía del amor puro y fértil,
tus ojos se asomaron a mí con dulzura,
inundando mi alma de ternura e inocencia,
deleitándome el espíritu con dulce sinfonía,
escuche por primera vez el sonido de tu voz.
Te tome entre mis brazos para rozar tus labios,
un manantial de pasiones desbordo mi cuerpo,
como una gota de rocío surcando el viento
probe por primera vez el elixir de tu boca,
dejando en mi la huella de un amor eterno,
ese que me hace disfrutar del cielo.
Mis manos cruzando el firmamento
acariciaban tu piel centímetro a centímetro,
recreándome, deleitándome, disfrutándote,
yo era una sombra que llenaste con tu luz,
palabras que solo se dicen con el pensamiento,
suspiros que estremecen en nuestro amanecer.
Fer Ferrer
Poeta y novelista
Poema Registrado
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