Nací a orillas del Mediterráneo
y ya desde niño el mar se convirtió en mi pasión;
mirándolo cuando estaba en calma
volaba siempre mi imaginación;
mirándolo cuando desataba toda su bravura
se desbordaba toda mi pasión.
Navegue durante años sin rumbo fijo
de puerto en puerto buscando el Amor;
muchas equivocaciones, muchos desengaños
pero también muchas ilusiones y felicidades.
Cuando mi barco andaba ya a la deriva
sin rumbo fijo como dejándose llevar
por vientos, mareas y tempestades;
una suave brisa acaricio todo mi ser
abrí los ojos y en el horizonte un nuevo puerto
y con la fuerza de un nuevo sentimiento me dirigí a él.
Hice las velas de mi corazón
y sin control sobre mi barco
me deje llevar hasta ese nuevo puerto;
con la luz de los faros de tus ojos
llegue hasta orillas de tu corazón,
y la esperanza me lleno de nuevas ilusiones.
Tu dulce voz es como el sonido de las olas,
tu cariño es como el atardecer en la playa,
tu ternura como la brisa marina al anochecer,
tus ojos los faros de mi destino,
y tu cuerpo el puerto donde mi viejo barco
quiere descansar hasta el fin de mis días.
El Barco del Amor ya no quiere más puertos,
encontró lo que toda la vida estaba esperando,
despertar cada mañana en el mismo puerto
recordando el baño de la noche pasada en tus aguas,
deleitarme mirando tu calma sin imaginarme nada
disfrutando de tu bravura cuando se desata nuestra pasión.
Fer Ferrer
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