Nunca olvide sembrar amor para recoger los frutos de la vida, nada es porque sí. La siembra siempre es voluntaria, la cosecha obligatoria. Recordaba que infaliblemente recogería aquello que había sembrado. Sufrí porque la cosecha se hacía de esperar, espere paciente, recogí frutos amargos por errores, seguí permaneciendo alerta en lo que se refiere al momento presente, plante semillas de optimismo y de amor, para que el día de mañana pudiera recoger frutos de alegría y de felicidad, cada uno recoge exactamente lo que siembra, por fin llego el fruto que tanto esperaba, por fin llegaste tu a mi vida, ahora sé que el resto de mis días me alimentare de tu cariño, de tu dulzura, de tu amor, que nuestro hogar quizás no tenga abundancia de frutos pero que estos siempre tendrán el sabor de la verdadera felicidad, la que provocan dos personas cuando se aman de verdad.
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