“Nos miramos a los ojos. El arte de tu seducción lo simulaste con una sonrisa suave y gestos tiernos. La seducción estaba pintada en tonos de tu carne caliente. Acaricie tu piel apartando a un lado la tela que cubría tu cuerpo. Pude sentir tu respiración. El arte de la seducción estaba esculpido en la dureza del mármol caliente de tu deseo por mí.”
Diario de un romántico
Fer Ferrer, poeta y novelista
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