Aquel siete de abril, en aquel andén descubrí lo que es el verdadero amor. Tu mirada era profunda, tanto que penetro muy adentro de mí ser afectándome a lo más esencial. Pocos días después en aquella noche mágica y única en mi vida, al acariciar tu piel por primera vez tuve la sensación que nunca antes había sentido nada parecido en toda mi existencia. Me rendí a tus sublimes encantos y un amor puro e increíble nació en mí y que solo a ti te podía entregar. Nos tuvimos y deseamos fundirnos en uno solo. Cada beso, cada suspiro, cada caricia fue un puro sentimiento desnudo. No hay palabras para describir tantas emociones. Otras noches se sucedieron y en cada despertar mientras te observo me doy cuenta de que eres todo lo que necesito en esta vida. Cuando estamos juntos el tiempo se acelera, y cuando estamos separados el tiempo se hace eterno. Estamos hechos el uno para el otro. Es el momento de disfrutar de lo eterno, y lo eterno es estar juntos para siempre.
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