Me recosté en tus piernas una tarde de verano, deslice mis manos lejos de las fronteras alimente mis labios de tu piel y tus caderas, entre espasmos febriles
y caricias desbordadas, no quise alborotar tu cabello de hada, conjugue verbos que se perdieron en las sabanas, abrazado por tus piernas mi cuerpo se hizo agua.
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