Nunca creí en los flechazos, flechazos de amor eterno. Me cruce con tu mirada y desde entonces voy añorando tu amor del cual yo no soy su dueño, ansiando por un querer, que se me metió muy dentro. Nunca creí en Cupido, ni en sus flechas amorosas, pero esta se me clavó directa al corazón, ansiado por tus caricias no veo el momento bella Diosa en el tiempo, te me apareciste en mis sueños, te reflejaste en mis ojos y desde entonces anhelo tus besos con gran deseo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario