Me buscabas, te buscaba,
entre sabanas de blanca seda,
nuestros cuerpos desnudos
fundidos en un abrasadora pasión.
Nuestras manos bajaban
por la piel desnuda del otro,
subían y volvían a bajar
deleitándose en el trayecto recorrido.
Nuestras bocas pegadas
se besaban sin deternese,
entremezclándose sabores
de lujuria y desenfreno.
La pasión era arrolladora,
nos dejábamos llevar
sin temores ni reparos
en nuestros deseos más ocultos.
Degustamos nuestras delicias
y los orgasmos fueron llegando
hasta los primeros rayos de sol
cayendo rendidos de tanta pasión.
Fer Ferrer
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