Nuestras pieles sedientas se adhieren
envolviendo nuestros cuerpos en la noche,
son horas de pasión hasta el amanecer
donde las caricias se intercambian y suceden.
Me acompañas a dibujar la orilla del camino
para esparcir mis semillas en tu húmedo arenal
para que germinen en tu cálido y sosegado
manantial de aguas profundas y apacibles.
Cuando el sol de la mañana nos ilumina
abrazo y beso con fogosidad tu cuerpo,
entro dentro de tu ser muy suavemente
y entre jadeos me susurras que no pare.
Tomas mi cabeza e inclinándola sobre ti
la llevas hasta tus endurecidos senos
para que mis labios ardientes los besen
y así juntos llegar hasta el sublime éxtasis.
Fer Ferrer
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