A ti mujer que piensas con el corazón, actúas por la emociones y vences por el amor, que vives un millón de emociones en un sólo día, y transmites en cada una de ellas con una sola mirada, que vive buscando la perfección, vives tratando de buscar disculpas para los errores de aquellos a quienes amas, que en tu vientre hospedas otras almas, das a luz y después quedas ciega, delante de la belleza de los hijos que engendras, que da las alas y enseña a volar pero no quieres ver partir los pájaros, aún sabiendo que no te pertenecen, que te arregla toda y perfumas la cama, aunque tu amor no perciba más esos detalles, que como una hechicera transformas en luz y sonrisas los dolores que sientes en el alma, sólo para que nadie los note, y aún tienes fuerzas, para dar consuelo a quienes se te acercan a llorar sobre su hombro.
¡Feliz del hombre que tan sólo por un día sepa, entender el alma de la mujer!
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