Yo que no sé amar sin prisas después de toda la vida esperando al amor, que no sabía cómo se siente al amar con el alma, dejando las ilusiones fuera de la cama, impregnando mi cuerpo de nuestras miradas. Pareces feliz cuando te abrazo contra mi pecho, te creo mía en el acto, bajo las sábanas eres perfecta, en ese momento puedo decirte que te amo, el conflicto comienza cuando te vas y no estás conmigo, cuando vuelves a tu mundo, ese que te creaste y no eres realmente feliz porque está lleno de miedos e irrealidades. Sé cada rincón de tu piel, disfruto tu cuerpo en pleno, sé tú sabor y cada movimiento que te vuelve loca, te hago tan mía que te pierdes, entiendo tus gemidos, tus labios los hago tentación, nos hacemos vicio y complemento y así todo parece perfecto, pero no se qué piensas en realidad, no entiendo tus silencios. Estoy seguro que prefieres mi ausencia antes que mi compañía cada día, comprende que no me interesa entender tu vida, que lo que te quiero es mía cada día. Quieres limitar mi libertad, haces planes con la historia y evitas el final, te hago preguntas que sueles no contestar y sigo pensando que me puedes amar. Te hago poesía, eres lujuria en mis pupilas, me haces mejor amante aunque en ocasiones seas tan fría, por momentos cuando tomo tu mano quisiera dejarte mi ternura y llevarme tu soledad, en nuestros brazos escucho tu latir exaltado, tibio y me haces suspirar. Ya ves que no se negarte la felicidad que te puedo dar, no te hago ninguna promesa, aunque sé que nunca serás mía pero aquí te tengo al filo de que por fin tomes una decisión.
Fer Ferrer, poeta y novelista
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