A mi memoria llega cada centímetro de tu cuerpo, tu olor, tu piel junto a la mía. Evoco tus besos, nuestras fantasías en la intimidad, la locura de nuestra cama rebosando pasión. Nuestros cuerpos unidos por el sublime placer del sexo con amor. Nuestras almas en un roce insuperable. Te elegí entre muchas porque supiste conquistarme con tu mirada, con esos ojos inolvidables. Con tu voz llena de tanta dulzura y ternura de mí fuiste apoderándote. Al conocerte la palabra amor cobro otro valor. Con tu magia, con el encanto y el hechizo de tu existencia me gobernaste. Pensé que nuestras almas se comprometerían para la eternidad, que cada encuentro en que cumplíamos con nuestro ritual amoroso era un paso más para que dejaras atrás tus miedos infundados, para que tu atrevimiento del principio no cesara hasta estar juntos para siempre, que lo arriesgarías todo por nuestro amor. La venganza no es mi arma, no te guardo rencor, me inculcaron valores por eso se perdonar, me equivoque contigo. Pensé desde el primer día que tú reunías todo aquello que tanto he admirado desde siempre, la sencillez, la naturalidad, la humildad y la franqueza. La gente que desprende alegría, la que desencadena positividad. Pero recurriste a la maldad, a la humillación, a la ofensa, sólo dañaste y heriste mi pobre corazón. Aún así no es demasiado tarde para retomar aquello por lo que el destino nos puso en el mismo camino, tan sólo tienes que mostrar la verdad al mundo, terminar con la falsedad con la que te construiste una vida que ahora te hace más daño que nunca. Sé que puedes, el problema es que no quieres, quizás porque todo fue mentira.
No hay comentarios:
Publicar un comentario