Durante estos casi dos años me he dado cuenta de que nunca te has esforzado en formar a tu corazón, que eres egoísta. La gente de corazón egoísta les cuesta mucho sentir paz, vivir feliz o amar de verdad. Las personas de corazón egoísta solo buscan comodidades, les preocupa por el que dirán. Su corazón nunca está tranquilo y no logra descansar. Siempre dejan de hacer lo que deberían de hacer y hacen lo que no deberían. Quien tiene un corazón egoísta se vuelve enemigo de su propia felicidad, se cree sus propias mentiras, engaña y manipula con frecuencia. Aunque por muy agotada que te sientas nunca es tarde y tu corazón puede ser liberado, debes vencer toda pereza y decidirte a cambiar. El cambio empieza si te decides por el verdadero camino, el camino de la verdad, solo así podrás sanar tu corazón.
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