Cuando
te conocí no solo nos mirábamos, nos acariciábamos las almas. No solo
nos tocábamos la desnudez, nos aprendimos cada rincón de nuestros
cuerpos de memoria. No sólo nos besábamos, nos incendiábamos de pasión
desmedida. No solo era amor, era vivir el uno por el otro, o eso quise
siempre creer yo.
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