Era
perfecta, o eso creía. En la cama puro sexo enloquecedor, ella lo sabía
porque nunca antes se había sentido tan deseada, tan mujer, femenina y
valorada, por eso me lo daba con cuentagotas, para que sufriera. Me ha
quebrado el alma, roto el corazón una y mil veces, con sus mentiras, con
sus engaños, jugando una y otra vez con mis sentimientos sin ninguna
piedad. Fría, calculadora, puro egoísmo,
hasta que he decidido secar mis lágrimas, hacerme fuerte y empezar a
olvidarla, sin rencores, pero sin renunciar a todo lo que me debe y que
no voy a descansar hasta que me lo devuelva, aunque sea lo último que
haga en esta vida. Porque se lo di creyendo ingenuamente que era la
mujer de mi vida, aunque para ella simplemente todo fue un juego en su
propio beneficio. Nadie está preparado para morir y aún seguir viviendo,
pero cuando uno lo entrega todo por amor a alguien que nunca te amo
debe venirle devuelta todo lo que entregó.
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