Hoy
domingo, desde la tranquilidad que da la madrugada, lejos del ruido y
el dinamismo que suele tener el resto de la semana, que a veces abruma.
Escribo luego de haber tenido el espacio para tomar distancia, esa que
aunque siempre existió entre los dos, porque así lo quisiste tu siempre,
se ha hecho más latente desde que te marchaste a ese viaje que parece
no tener retorno. Me transporta a esas épocas,
en donde antes que llegaras tú, mis mayores preocupaciones consistían
en trabajar sin descanso, donde mi tiempo libre lo dedicaba a escribir y
a la compañía de los míos.
Hoy escribo para no olvidar ningún
detalle de aquello que tengo que decirte, aquello que a veces cuando
estas con tu tozudez se refunde entre los miedos y no deja que salga
quien verdaderamente eres.
Debes pensar menos y disfrutar más,
debes recordar porque tomaste las decisiones que tomaste, tus
motivaciones y ese riesgo valiente de dejarlo todo atrás para cumplir
tus sueños. Y que a pesar de las adversidades y que a veces las cosas
no se dan tan rápido como quieres, no te puedes dar el lujo de rendirte
por ningún motivo.
Puede que aquel mal amor de cuando aún
estabas en la etapa de pasar de niña a mujer duela demasiado y el solo
hecho de intentar olvidarlo se vea como una tarea imposible, pero si lo
analizas bien, no fue tan malo como parece, pues te dio el mayor de los
regalos ese que viene desde el cielo, ese que sólo una mujer puede
recibir.
Todos mis sentimientos hacía ti que tanto daño me ha
producido, se han transformado en poemas y grandes escritos, lo que
demuestra que hasta de lo más malo algo bueno nace, por eso hoy quiero
decirte que todo lo que te pudo pasar en la vida, si lograste aprender
algo de ella, nunca tendrás las manos vacías, porque algo te queda, algo
te llevas y en determinado momento del camino, lo vas a poder usar,
pues cuando superas el dolor este se trasforma en sabiduría y
experiencia. Yo, nunca he temido estar solo, porque la soledad no tiene
nada de malo, al contrario, puedes tener la plena confianza que te
encuentras en las mejores manos. Y es que nadie a excepción de uno mismo
te puede querer tanto como tú lo debes hacer.
Así que cada vez que
me miro al espejo y me encuentro cara a cara, valoro todo lo bueno que
hay en mí, porque estoy tan lleno de todo que no me hace falta nada de
afuera, me doy cuenta que la felicidad está en mis manos y que al final
todo depende de mí.
Para que sufrir tanto, para que forzar las
cosas, a lo mejor me estoy perdiendo de muchos detalles lindos de la
vida. Y por el afán de llegar a una meta, no estoy disfrutando el
paisaje y la riqueza del camino.
Hay que tomarse el tiempo para
sentir, por eso me gusta besar despacio, por eso me he dado cuenta que
es mejor negocio empezar a ser feliz y dejar ese hábito imposible de
querer ser perfecto. Para que alarmarme por un futuro que todavía no
llega, y que nadie me garantiza que llegue tal como me lo había
imaginado. El pasado ya quedó atrás, no me mortifico por lo que no hice,
o por lo que creo haber hecho mal, el presente es lo que tengo por eso
solo debo vivirlo. La tranquilidad no se alcanza por las cosas que
consigo, más bien hay que liberarse y desenredar la existencia. Mando
fuera de mi existencia todo lo que me estorba todo lo que no me deja
avanzar.
Por más complicada que pueda ser la vida en ciertos
momentos, no pierdo la esencia y sobre todo nunca dejo de ser yo. Espero
que los consejos que a mi sirvieron, también te sirvan a ti.
La pérdida de un amor siempre nos enseña mucho. Nos hace creativos. Permite conocernos mejor a nosotros mismos. Aprendemos lo bueno que es estar feliz con uno mismo.
ResponderEliminarWow cuanta sabiduría expresada, gracias muy enriquecedor me encantó.
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