“Te he recorrido con mis labios desde tu cuello, lentamente, como si estuvieras bañada en el vino que bebimos durante la cena, te he bebido completamente como un sorbo embriagador que se saborea en los labios, busque tu boca para enjuagar la mía. Con la yema de mis dedos me he ido aprendiendo cada uno de tus rincones, mientras tus pechos se recostaban sobre mí sintiendo tus pezones erectos que se aferraban a mi cuerpo. Mordisquee tu boca como una fresa, lleve mis manos a tu monte donde sentí tu humedad, unte mis dedos en tu manjar, los lleve a mi boca para saborear tu dulzura. En éxtasis fulminante descubrimos placeres, impregnados el uno del otro nos hemos tenido en esta noche de estado mental involuntario propio de la atracción romántica del uno por el otro.”
Diario de un romántico
Fer Ferrer, poeta y novelista
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