Cansado de ir de flor en flor, un día decidí esperarla, esperar a esa mujer que me llevara a hacer los más estúpidos y a la vez deliciosos disparates por amor. Una cómplice para compartir el día a día del resto de mi vida. Alguien que me derritiera con su mirada y su sonrisa. Esa mujer que al tenerla a mi lado me hiciera sentir completo y con ganas de mucho más en cada despertar. En definitiva, que al fin la deuda que tenía el amor conmigo, contigo quedara saldada. Y así llegaste y me hiciste perder la cabeza, pero olvide hacerlo con plena conciencia, y me fallaste una y otra vez, y ahora la deuda que tenía el amor conmigo aumento debido al dolor y al sufrimiento que me has provocado una y otra vez sin compasión alguna.
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