El peor castigo que nos podemos infligir es detenernos a reparar algo que nunca estuvo unido, aferrarse a alguien por miedo equivale a estar muriendo, se agoniza más por idealizar que por amar, la vanidad y el egoísmo en una relación son complejos, prejuicios que dirigen los sentidos.
Cuando te pesa estar al lado de alguien nunca volverá el tiempo perdido, no quieras juzgar al momento porque seguro terminarán más heridos, recuerda que no somos perfectos, toma tu maleta y piensa en tu futuro, deja de discutir por cada error cometido, no ofendas a quien compartió parte de su vida también intentándolo.
Aún cuando tu pareja sea por demás estúpido o una bruja en su momento hasta eso te pareció ideal, también recuerda que la decisión fue de ambos.
Cuando mires sus ojos y no encuentres ilusión llegó el momento de la separación, nada es peor que un autoengaño, respeta hasta su indiferencia porque puede ser miedo, no recurras a las amenazas no sirve de nada odiar lo que fue un sueño, no es bueno dañar un recuerdo con veneno.
Sé lo difícil que es separarnos, sé lo que duele la colección de fracasos.
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