"UN AMOR DE ESOS QUE NUNCA SE CONSUMEN"

Pasaban los años mientras las hojas de los arboles se volvían rojas y de nuevo se tornaban verdes, yo mientras seguía esperando encontrar un amor de esos que nunca se consumen. Lo buscaba en miradas seductoras, sonrisas atrayentes, cuerpos que se me entregaban confundiéndose el amor con el sexo adictivo y peligroso. Paseaba por las calles marcadas por antiguas compañías, por lugares que fueron testigos de muchas aventuras; testigos silenciosos que si hablaran tendrían muchas historias de madrugadas vacías bajo los efectos de noches largas llenas de pasión y desenfreno. Un día decidí dejar de buscarlo con un dolor que atravesaba mi pecho por la sensación de no haberme enamorado nunca. Navegando entre recuerdos de esas mujeres que me amaron y no fui capaz de corresponderlas, que cuando sentía que les provocaba dolor me iba. Tanto tiempo buscándola en diferentes países, en distintas lenguas, edades y colores de piel y no había sido capaz de encontrarla, lo mejor era resignarse y esperar a que tal vez un día ella me encontrara. Esperé y cuando llegó pronto la reconocí como la mujer de mi vida.