lunes, 30 de diciembre de 2013

"SUS CUERPOS"

Con el coche en la playa frente al mar no se hicieron esperar mucho las primeras caricias y los primeros besos. El la besaba con pasión, primero por el cuello con suaves besos y pequeños mordiscos. Sus labios se buscaban y la excitación crecía, fuertemente se abrazaban y el comenzó a intensificar sus caricias. Con sus manos recorría sus hombros, sus brazos, bajó hasta su vientre y suavemente, con sus dedos, recorrió toda la zona, ella se agitaba con cada caricia. Metió sus manos bajo la blusa y siguió con sus caricias, esta vez en contacto directo con la piel. Poco a poco fue subiendo por su cuerpo suave hasta llegar a sus senos y con suave presión los masajeaba. Ella paso a la acción, se giró ligeramente y comenzó a besarlo intensamente, con deseo, su respiración aumentaba, lo besaba por el cuello mientras él iba desabrochando la blusa. En poco tiempo quedó con el los dos senos al desnudo perfectamente simétricos estaban ahí esperando a que los acariciara. Seguían besándose con pasión, jugando con sus manos. El comenzó con su lengua a deslizarla por su cuello, hacía suaves caricias que la excitaban intensamente, comenzó a bajar por sus hombros mordisqueando suavemente, hasta llegar a sus senos. Con su lengua dio una suave pasada sobre los senos, primero uno, luego el otro, para entretenerse jugueteando con sus pezones, erizados por la excitación. Ella no podía contener su excitación y lo besaba y acariciaba desenfrenadamente. Ante la actitud de ella, estaba también muy excitado, casi no se podía contener y deseaba poseerla, hacerla suya, hacer el amor con ella, entregarse a ella aunque fuese solo esa única vez, necesitaba saborear ese amor que sentían el uno por el otro, ese amor que nació hacía ya casi 20 años y que su corta madurez truncó.
Con gran excitación y la respiración entrecortada bajo con su mano por su vientre para dirigirse hacia su entrepierna, deseaba acariciar su sexo. Con el miedo del rechazo por parte de ella, desabrocho su pantalón, bajo la cremallera y metió su mano. Ella no opuso resistencia, estaba muy excitada y también deseaba ser poseída, necesitaba sentir que se habían amado de verdad.
Pasó su mano suavemente sobre su sexo, suavemente lo acariciaba, ella se estremecía, un cosquilleo recorría todo su cuerpo y el deseo de hacer el amor era incontenible. Cómplices del momento que estaban viviendo, comenzaron a desnudarse mutuamente.
Con caricias y besos acoplaron sus cuerpos, se entregaron con inmensa pasión. Hicieron el amor apasionadamente, como nunca antes lo habían hecho, experimentaron sensaciones nuevas, sensaciones que no sabían que existían y al llegar el clímax una explosión de sentimientos invadió sus cuerpos.




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