Tú llegaste a mi vida una noche de bohemia, una noche en que mi cuerpo estaba ansioso de placer, con tu risa me atrajiste y ante un cruce de miradas, tuve ganas de cuerpo, de tu carne, tuve sed. Arrojados en el suelo dominabas mi cuerpo a tu antojo, tú eras hiena lujuriosa que saltaba sobre mí y cuando sentiste regarse ardiendo un vino que no era de uva, te convertiste como la amante más ardiente.
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