Nunca tuve miedo a la soledad, porque siempre fui libre de decidir cuándo estar solo. Incluso deje a mi esposa cuando me di cuenta que no la quería como un hombre debe querer a una mujer. Aunque ella no lo entendió y sé que mi marcha le produjo dolor, el tiempo me dio la razón y ella pudo rehacer su vida junto a otro hombre y ahora ser feliz. Quizás me equivoque casándome con ella como tantos otros jóvenes que creen haber encontrado el amor, pero el verdadero significado del amor sólo se conoce con la madurez, cuando tu alma y corazón saben distinguir entre atracción y sentimiento. Contigo ha sido distinto, me enamoraste y luego me has ido matando con tus ausencias. No quería que llegara el momento de una vida sin ti, prefería imaginar que tú no permitirías estar sin mí. El cuerpo me duele, mi corazón llora por tanto sentimiento que me has roto, pienso en tus suspiros y me duele el alma. Quisiera que nunca me hubieras obligado a dejarte, que tu sonrisa de cada mañana me la regalaras a mí mientras te preparo ese café como te gusta a ti y que nunca antes vi tomar a nadie. Quisiera que leyeras mis escritos en mi presencia y te pusieras nerviosa, que me sorprendieras con esa mueca que me ha pedido tantas veces que te besara, que nos perdiéramos toda la noche haciendo el amor hasta que llegara la madrugada con nuestros cuerpos desnudos. Hace tiempo, que tantas cosas, que aunque escasas fueron intensas son parte de los recuerdos. Seguir pensando en un nosotros es una fantasía, sé cómo seguir una vida sin ti, aunque me siguen temblando las manos cuando te escribo y no sé cómo detener las lagrimas, no puedo detener la realidad, no puedo con el dolor de cómo día a día lo has dejado todo desolado. Tal vez me equivoque y al fin reacciones probándome que me amas, aunque creo que sólo son delirios míos aferrándome a una esperanza que tu liquidaste hace ya mucho tiempo. No puedo dormir y está enfermedad llamada amor me lástima. Me duele tu lejanía y tu cobardía, tus engaños y mentiras, déjame decirte que sólo mi amor resucito muchas veces lo nuestro, pero ya no más intentos sin ver cuáles son tus claras tus intenciones.
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