No sé que hay en ti de verdad, hace tiempo que me he dado cuenta que soy un idiota ignorante que confío en ti por el simple hecho de amarte. Cuando escribo no sé si hago poesía de los efímeros momentos que hemos vivido juntos o estoy matando lo poco bueno de los primeros días en que arriesgabas en aras de un amor que decías sentir por mí. No sé si eres tú o la vida quien dicta cada palabra, pero te amo, así como nunca ame a nadie antes, y me sorprendo al sentir que nunca te lo ganaste. No sé porque eres tan cobarde para amar pero al escribirlo todo toma claridad, esa maldita manera tuya de solo darme ausencias me hace que me duela hasta el alma. Este último año has estado consumiendo mi vida jugando con mis sentimientos, obsequiándome con la soledad, mientras yo haciendo lo que he podido, haciéndote literatura para hacerte inmortal. Hace tiempo que he tratado de comprender en qué consiste el olvido, lo escribo pero no lo entiendo, me dice barbaridades al oído durante el día y al irme a dormir me acuesto sobre mis errores al haberte dado tanto y tú a mí tan poco, me duele que te hayas convertido en todas mis frustraciones. No eres valiente, sólo fuiste un espejismo, puros escritos que he ido creando idealizándote, verbos que voy desterrando poco a poco, arte de la confusión, el engaño y el embaucar, un pasado sin tiempo futuro. Creía que eras todo lo que anhelaba, pero tu obsesión por tu hijo, que no amor como crees, te hacen vivir desde siempre en un mundo irreal de hipocresía y falsedad. Tantas ausencias mediocres me has dado que has querido matarme poco a poco en pro de tu egoísmo, de llevar dos vidas paralelas, una la que muestras a los ojos de todos y otra en secreto conmigo. He tenido que soportar como vendes a las gentes una familia perfecta, un idílico matrimonio, un amor a tu esposo que a mí me has confesado que nunca has sentido. Ahora instalados en mi cama los recuerdos de las veces que a hurtadillas llegaste para entregarte conmigo a los placeres carnales para luego salir corriendo a seguir con esa pantomima de familia. Aún así, sin saber quién eres en verdad, sin saber apenas nada de ti, jamás amaré como puedo haberte amado aunque siempre has estado ausente. Has traumado tanto mi mente y corazón que te extraño, que sí por una sola vez me demostraras que me amas lo arriesgaría todo por ti. Para que puedas tener una idea de la catástrofe en que has convertido algo tan hermoso como el amor, es que me he hecho inmune a tu victimismo, a tus falsas promesas, a tus peticiones de seguir con este secreto, ya he sido por de mas un imbécil admitiendo tus juegos a cambio de días y noches vacíos.
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