He llegado desde lejos con los ojos cargados de sueños, las manos ávidas de amor, he llegado a tu tierra para hundirme en ella, para allí ver a tu lado nuestro sueño hecho realidad, con la frente sudada de esperanzas y deseos. Porque tú eres el respiro que sopla en mi aliento. Sin pasión el hombre sólo es una fuerza latente que espera una posibilidad, como el pedernal al choque del hierro, para lanzar chispas de luz.
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