El día que mis ojos descubrieron el sonido incomparable de su mirada, bien sabía yo que con este amor sin importarme más nada seguiría sus pasos, y llegaría a sitios donde jamás imaginé estar. Nunca nadie creyó que mi felicidad, solo crecía cada vez que escuchaba mi nombre saliendo, como lejana esperanza, de sus labios.
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