Hacerme perder el tiempo es el más cruel de los castigos, es una lección de dolor constante. Tú te creaste una vida de mentiras y engaños desde hace más de quince años y has tratado de arrástrame a ella una y otra vez desde que nos conocimos. Una vida que eres incapaz de deshacer porque te instalaste en ella aunque con ello no dejes de mentirle a tu hijo, a todos tus seres queridos y amigos, una vida de cara a la galería pero exenta de verdad y de lo más importante, el amor. Yo sin embargo utilice el tiempo para conocer más de ti, quería absorber siempre un poco más de los pocos momentos que hemos pasado juntos. Tengo miedo de tu realidad, esa que ya es casi un año sin tomar tu mano, esa en la que yo te esperaba y tú nunca llegabas, esa donde el tiempo contigo se resume a minutos a escondidas. Si algo he aprendido contigo es justo a lo que no quiero para mi vida, estar con alguien que en verdad nunca esta, que sólo le importa lo suyo, sus miedos a todo menos a perderme, a que te burles de mi, a que juegues con mis sentimientos, a que trates una y otra vez de embaucarme. Con el tiempo haciéndose agua en mis ojos he decidido poner en coma mis sentimientos y decirme a mí mismo que tú ya no tienes un lugar conmigo y así dejar de besar los recuerdos ya lejanos contigo. El amor es una delicada flor que necesita tiempo, dedicación y caricias, y de eso tú no entiendes. Ha llegado el momento de separar nuestros caminos.
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