La vida me ha enseñado que del afán sólo queda el cansancio y las cosas mal hechas. Que todo tiene una razón de ser y un para qué. Que cuando no se dan las cosas es porque quizás no estamos preparados para recibirlas. Pero lo que sí es cierto, es que si trabajas por tus cosas y siembras de la mejor manera, llegará el momento de recoger una buena cosecha.
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