sábado, 28 de junio de 2014

“NUESTRO ENCUENTRO CON EL MAR”

Pasear por la playa, de noche. Es algo sencillo pero es tan especial y tan hermoso que sólo recordar los momentos vividos cubierto de la magia del lugar y del instante, me ayuda a evocar las sensaciones que viví y que siempre conservare en mí.

Fue en esa playa de mi Mar Mediterráneo, donde descubrimos ese lugar que parecía tener el poder de transportarnos a otras dimensiones más elevadas. Tan cargado de magia que lo he bautizado como el portal del amor. Allí, tras la cena y un buen paseo, nos acercábamos hasta la presencia de lo que era una puerta hacia otras realidades.

La última noche que hasta ahora íbamos a pasar juntos ya sentía la nostalgia de una nueva despedida que se produciría pocas horas después, y la tristeza comenzaba a empañar el momento que vivíamos con tanto amor.

Amor mío te lleve a un lugar donde los dos nos sentimos felices, donde pudimos respirar el amor que se emana desde el alma de cualquier ser vivo que lo habite. Allí experimentamos algo tan hermoso que cuando regresaras a tu vida cotidiana lo llevarías contigo y cada vez que te sientas triste, podrás evocar ese momento tan especial y revivirlo.

Tome tu mano suavemente. Al sentir tu tacto cálido y sutil mi emoción se disparó desde mi pecho hasta mi garganta y un suspiro espontáneo acompañó a una mirada de esas que siempre te dedico, de esas en las que mi devoción hacia ti se vuelve tan tangible como lo puede ser el abrazo que deseaba darte en aquel momento.

Me devolviste la mirada, y tus ojos regalándome su pureza, cambiantes como los cielos que en ocasiones se nublan y en otras se tornan intensos y penetrantes, se clavaron en los míos paralizando el tiempo eternamente, por un sólo segundo en el que nuestras almas se amaron delicadamente.

Anhelaba abrazarte, beberte, acariciar tu rostro con dulzura, besando cada centímetro de tu piel para llenarte de todo el amor que destilaba hacia ti, pero no podía por el miedo que siempre te acompaña por si somos descubiertos en nuestros furtivos encuentros.

Bajé la mirada entristecida por no lograr superar los obstáculos que me impedían hacer algo tan sencillo y normal como tocar tu pelo, que caía por tu frente, y retirarlo para mimarte, o hablarte al oído para expresarte con susurros todo lo que sentía en mi alma, o tirarme encima de ti para hacerte caer en la arena y jugar como niños, reírnos, divertirnos...

En cuanto me leíste te sentí envolverme con tu energía, esa que me devuelve la sonrisa cuando me ocurre lo que me estaba sucediendo.

Tus ojos parecían decirme, no te pongas triste, mi vida, entiendo lo que sientes, pero todo eso cambiará, no te preocupes, ahora céntrate en vivir esta experiencia, será muy especial, créeme.

El hecho de vivir en mundos separados y distintos no ha logrado destruir la unión que hay entre nosotros, y nunca es un inconveniente amarnos a pesar de las dificultades que nos hizo encontrarnos en este mundo incoherente, donde las personas viven perdidas buscándose a sí mismas y tratando de encontrarle sentido a sus vidas, refugiándose a menudo en relaciones de pareja infructuosas, por miedo a la soledad, a no sentir amor en sus almas, a no ser capaces de envejecer con alguien a su lado para estar seguros de que siempre tendrán compañía.
Esas personas para mí son buscadoras del amor verdadero, pero se embarcaban en relaciones basadas en la atracción física, o sexual, o en la necesidad de ser amados, de amar, perdiéndose en el intento de estar con quien verdaderamente debían y desean estar. Eso sí, claro está, el primer paso nunca lo dan, ese primer paso en el que uno se descubre a sí mismo y conecta con su corazón, con su alma, pues sólo así se es capaz de conseguir la honestidad consigo mismo, sólo así deja uno de engañarse.

En ese lugar, mi linda loquita, nuestras almas se amaban con la mayor pureza que se haya podido experimentar.
Un escalofrío recorrió tu cuerpo, algo parecido a una pequeña sacudida eléctrica, y en un segundo aquel paraíso se abrió ante ti dejándote extasiada, sin aliento, era un sitio maravilloso.
Tus ojos brillaban por la felicidad del momento, y tu expresión era tan dulce que no podía mirar otra cosa que no fueras tú.

En ese lugar el amor es algo que se respira en todas partes, la arena desprende amor, el mar también, cualquier lugar de este planeta es amor en estado puro, así que la energía que estábamos sintiendo vibrando en ti es de lo más hermoso que haya podido sentir jamás.

No nos queríamos ir, pero teníamos que regresar, consideramos eso como un gran regalo que nos ha permitido descubrir para nutrirnos y alimentarnos de las fuerzas necesarias para continuar nuestro camino para un día estar juntos y volver allí.

Allí podíamos tocarnos, sentirnos de igual a igual, sabíamos que era como nuestro hogar, queríamos quedarnos.

Pero estamos cansados de estar lejos el uno del otro.

Te prometo que yo voy a estar contigo siempre si así tu lo deseas, dejaré que mi alma me guíe, permitiré que mi corazón me hable, que él me oriente para buscar la manera de estar juntos, como siempre he hecho, y cuando lo haga sentirás cómo mi alma te aclama, cómo desea salir de mí para unirse a la tuya. Nuestro amor en unión es una herramienta voraz, capaz de sanar a todo aquel que se halle cerca de nosotros.
No me abandones nunca, eres la luz que ilumina mi camino, yo voy tejiendo los puentes por los que tú transitas, voy cubriendo tu camino de flores para que puedas sentir la alegría de la vida, voy construyendo la senda que luego tú pisas.
Llegue a tu vida para abrir tus caminos, para guiarte, para acompañarte, mi función es apoyarte, darte mi mano y hacerte caminar por los trayectos que yo, previamente, he preparado para ti. Nací antes que tú para que cuando nos encontráramos mi amor fuera como un libro que yo escribiría para ti, antes de que despertaras, y que irías leyendo para que te orientara y te diera la fuerza necesaria para alcanzar nuestros objetivos comunes. Tú y yo somos uno y nunca dejaremos de serlo, aunque la distancia física parezca que nos separe.
Fluye con la vida y ella misma nos reunirá en lo físico cuando sea el momento adecuado.

Salimos de aquel paraíso tras un largo abrazo y un apasionado beso, que yo sentí físico en mis deseosos labios, labios que te anhelaban como el sediento en el desierto anhela el agua en su boca.

De nuevo por el paseo, de noche, bajo la luna llena, volví a mirarte. Allí estabas, etérea, pero siendo tú.

Vayámonos al apartamento te dije, mientras nuestros corazones deseaban que volviéramos a hacer el amor, ya quedaban pocas horas para que de nuevo tomaras un tren y nos volviéramos a separar.



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