El amor no es simplemente sentir, no. Es compartir, es ser consecuente, es tener lealtad, ser incondicional, es nunca rebajar a la otra persona, es no tomarle el pelo, hablarle o intentar cuando nos enojamos no contestarle mal. No es querer dañar. Es desear el bien, es tener buen humor, tener buena voluntad. . Es ser considerado, es devolver el bien por el mal. Es amar lo bello, tener paciencia, ser educado y cortés. Es obrar con bondad, es sonreír siempre. Es comprender al otro, es colocarse en el lugar del otro, es defenderlo cuando está ausente. Es ayudarlo, es admirarlo, acompañarlo, es apreciar lo que hace, es sonreírle, es encontrar todo bien y no “siempre malo”, sin ser hipócrita por supuesto. Es buscar el bien y la tranquilidad. Es no ser egoísta, es buscar que el otro se sienta bien. Es acompañar, festejar y devolver. Es enamorar todos los días. Es prestarle atención a las pequeñas cosas, sin dejar pasar las grandes por alto.
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