¡Y cuanto duelen tus besos de despedida! Cuanto mata tu ausencia, cuanto lastima la duda
cuanto desangra la punzante pregunta, ¿volverá? Y empieza el temor de no saber si regresarás y tu recuerdo, el que me mantiene vivo, poco a poco me deshace el alma, es un como un ácido corrosivo ¡Que lastima, pero sin matar! Entonces, a cada segundo de este dolor
me hago la misma pregunta ¿Estaremos alguna vez juntos para siempre? No lo sé, no lo sé
pero desesperadamente, afanosamente, mi alma te busca, ¡te llaman mis ganas!, cierro los ojos, percibo tu aroma y planeo como te amaré mañana si regresas, e imagino donde impregnaré mis besos, ¡Cuánto me fundiré en ti! Como te entregaré mi lastimada vida, mi alma triste ¡y esta pasión! y después cuando reaccionan mis sentidos, reconozco mi locura, pues es locura amar tanto a quien quizás nunca tenga, y compadezco a este pobre corazón, triste, roto y tuyo, ya no es mío, se marcho contigo, ¡te eligió! Aunque duele mirarte, duele sentirte, ¡Duele escucharte! No puedo ni podre dejar de amarte.
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