Eres inmensa e imponente como un volcán, tus colinas son tierra fértil a manos llenas y en tus llanuras la hermosura se extasía, en cada palmo de ti hay cosas tiernas, en tu regazo y en tu gracia de mujer divina. Dios quiso que con tu sublime creación yo llegue sumiso a los sueños de la pasión. Me das sombra para el descanso, irradias vida por doquier, tus corrientes y ríos son un remanso que apaciguan la sequía de mi ser. Eres fuego y amor, tus llamas llegan a mí con ese idilio especial. Sin ti ya no hay vida, habría un gran vacío en mí, eres un tesoro vivo que quiero conservar a mi lado para amar hasta la eternidad. Eres valiente y decidida, fuerte como el roble, noble pero audaz, eres una bella rosa.
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