Sé que lo que tengo que decirte tal vez no lo entiendas, quizás me odies por siempre, nunca fue mi intención que hubieran daños colaterales en lo que hoy siento en mi corazón y mi alma. La vida me ha enseñado que en ocasiones es injusta, que a veces para que uno sea feliz a otros les tiene que invadir la tristeza y la desilusión, puedes llamarlo egoísmo pero te aseguro que lo que menos soy es egoísta, ojala las cosas hubieran transcurrido de otra manera, pero bien sabes tú que el corazón no entiende de razones y menos aun cuando uno está enamorado de la manera que nunca imagino que lo estaría.
No la busque, no la provoque, nunca intente seducirla, tan solo fue el destino el que hizo que nos encontráramos, fue cruzarse nuestras miradas y vi en sus ojos que era la mujer de mi vida, ojos que me hablaban de que ya estaba enamorada de mi. No pudimos detener lo que ambos sentimos y esperábamos desde siempre, encontrar a la persona de la que sentirnos amados y amar hasta la eternidad. El tiempo ha ido transcurriendo y cada día nos amamos más, cada vez se nos hace más difícil no estar el uno con el otro.
Tú la conoces bien, es una mujer muy especial, alguien incapaz de hacer daño a nadie, pero sabes que nunca te ha amado ni te amara, como tampoco te dejara nunca por no lastimarte, porque para ella siempre has sido un buen hombre, pero solo te ha visto y te vera como un buen amigo.
Por todo ello te pido que reflexiones, que es mejor retirarse y dejar un buen recuerdo, que insistir en algo que te lleve a convertirte en una verdadera molestia.
Piensa que no se pierde lo que nunca tuviste, que no puedes mantener lo que nunca fue tuyo, y que no puedes aferrarte a alguien que no quiere estar a tu lado.
Se valiente para decir adiós, una retirada a tiempo es una victoria, seguro que la vida te compensara porque tú también mereces ser feliz.
Fragmento de la novela que estoy escribiendo “Diario de un romántico”
Fer Ferrer
Poeta y novelista
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