A la mujer de mi vida, me gusta tocarla con la punta de todo, morderla hasta llegarle al alma, no tenerle piedad en la cama, para no dejarla con las ganas, al menos con las mismas. Hacer el amor incluye una dosis de ti y otra de mí, agitarlo mucho por unas horas y dejarlo reposar. Amores como el nuestro son para chuparse una y otra vez para que no se acaben y aquí no se acaba el amor mientras lo haga contigo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario