Invisible ante las gentes que pasean por una gran urbe
los que se dan cuenta de tu presencia te dan la espalda
te miran con desprecio para que no les tiendas tu mano
solo les pasa por su cabeza que porque no mejor trabajas.
Tumbada entre cartones y trapos nadie te da ningún trarto
zapatos rotos, ropas viejas sin saber si hoy tendrás comida
tus manos agrietadas por el frío, tu tez por el sol morena
no te ven como aun semejante ni siquiera como aun humano.
Nadie se para a preguntarte que te llevo a ese cruel destino
en que el techo de tu hogar no es otro que el cielo abierto
que de noche dormirás con suerte sobre el banco de un jardín
con el peligro que comporta estar en manos de algún desalmado.
En tus ojos que un día fueron hermosos se vislumbra tristeza
que si tu corazón que un día amo deja de latir no serás ninoticia
en qué mundo tan cruel parece vivimos que permite la indigencia
miro al cielo y con rabia reclamo una mejor vida para ti la Indigente.
Fer Ferrer
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