Cuando te mire a los ojos por primera vez, y en tu mirada vi el amor percibí como si el sonido del mar anidara en mi alma como una gran esperanza, con la certeza de que era verdad que existías, como la respiración vive en mi cuerpo.
Cuando sentí que te amaba por primera vez fue como un susurro que cegó y oculto cualquier otro sentido para que lograra alcanzarte, te hablo de un amor sublime en el que te regale mi corazón amándote libremente.
La llama que arde y que reluce en mi pecho me indicaba el camino que mis pies iban trazando en la arena, mientras las olas del mar de esos rincones tan especiales que visitamos juntos, danzaban con mis ojos, contándolas para saber cuánto te amo, y como esas olas que no cesan de llegar hasta la playa mi amor por ti no tiene fin.
Miraba el horizonte anaranjado que no se sabe hasta dónde llega y me enamoraba cada vez más de ti, cuando tu voz como música celestial me cantaba y me serenaba en nuestro amor entrelazado a nuestras almas sutilmente, siempre sedientos de besos como lo hace el sol del alba.
Tu piel es de luna, de estrella, tus manos de lágrimas de versos de mis poemas, fabricados con esos susurros que dibujan tu bello rostro, grabado en mis labios y disuelto en el aire que entra hasta mi cuerpo, para nutrirlo, para cuidarlo, para sostenerlo.
El poder del amor es invencible, es la deidad que nos conduce al infinito, al éxtasis energético, a la pureza más sagrada e intensa, es el sustento por el cual mi elevación me permite tocar el cielo con las manos.
Sueño tus pensamientos, siento el deseo de tu alma dentro de la mía, veo tus sonrisas en el calor de un mensaje que se hace completo entre mis manos al escribir con mis sentimientos.
Soy la llave que abre las puertas del miedo, atravieso la tormenta de rayos de tus dudas, más allá de lo que no entiendo.
El poder del amor es lo que me impulsa, me mueve, me arrastra hacia tus pasos inciertos, vistiendo la desnudez de la fantasía que promueves en tu intento de atrapar tus anhelos, con mi amor imperecedero.
Como una melodía confusa, me deslizo entre las ondas del viento, viajando hasta tu ventana y colándome en tus momentos, para acariciar tu alma con la respuesta a tus susurros, a tus señales, a tu llamamiento.
Aquí estoy, como siempre te prometo, en esencia, como nota de un piano que se muestra melodioso ante tus sentidos, como gota de rocío que se posa en tus ojos y se convierte en la lágrima de amor más intensa que jamás hayas sentido, que se posa suave en tu boca para ser en ti la saliva que te muestre el sabor del amor más verdadero.
Me distraigo en tu lengua para sentir la huella de tu nuevo traje en este mundo tan austero, ruedo luego en tu garganta hasta llegar a tu pecho y estallo en tu música, en tu aroma y en tus latidos, para latir contigo...
Si me llamas acudo sin dudar, tras el susurro de tu alma radiante, con el poder que el amor me otorga sin más, con mis alas atadas para poder volar, con el aspecto del ángel que deseas encontrar, con el atuendo de lo que tu mente desea inventar, mas siendo yo, sin error, pues mi nombre lo hallas en mi vibración, única, mía, de los dos.
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