A estas alturas de mi vida, no quiero casi nada. Tan sólo disfrutar cada mañana de tu dulce compañía. Despertar y que seas lo primero que vea. Calentar tus noches frías con el calor de mi cuerpo. Que bailes descalza para mí, caminar de tu mano y cuidar de ti. Disfrutar escribiendo para ti, para mí, para nosotros. Tan sólo quiero llenar mi vida de lo simple y lo sencillo, de lo que verdaderamente llena el alma, y de nuestro amor para que siga alimentando nuestros corazones enamorados. Lejos de la vanagloria de estúpidas apariencias, de materialismos baratos que sólo llenan de vacíos el corazón. No quiero gastar mis energías en nada que no alimente mi corazón y nutra mi alma. Daré todo por cuidar mi espíritu, por cada día ser más persona, por dar paz a quienes están a mí alrededor. Callare no por miedo, si no que en mi sabiduría no daré importancia a lo que no lo tiene. Amaré como nunca, perdonaré como siempre. Me quedaré con lo mejor y bonito de cada persona que tuve la fortuna de conocer y tiraré lo no tan agradable, pero de lo que si estoy seguro, es de que no dejare que nadie pisotee mi dignidad ni me menosprecie, ni mucho menos me tome de burlas ridículas. Viviré hoy más que nunca orgulloso de mis errores, porque gracias a ellos soy quien soy y estoy donde estoy, a quien le incomode mi pasado o mi presente, lo lamento, en mis oraciones siempre estarán y toda la luz y el amor del mundo les enviaré. Y el día que me toque irme de este mundo me sentiré satisfecho y dichoso porque un día llegaste a mi vida y en aquel andén me mostraste que Dios para mí también tenía reservado conocer el verdadero amor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario