Cuando te obsesionas por retener a alguien a tu lado, te conviertes en la peor pesadilla de ese alguien, que él solo escuchar su nombre le produce pánico en lo más profundo de su alma. Nadie es dueño de nadie por consiguiente nadie es propiedad de nadie. Es mejor dejar un bonito recuerdo de los buenos momentos vividos que dejar odio y resentimiento. Todos merecemos ser felices, si alguien no quiere estar contigo mejor vete o déjalo ir, de esta manera los dos pueden seguir su camino y encontrar la felicidad que juntos no tienen, ni pueden tener. Si existen hijos de por medio hay que salvaguardar su felicidad, tratando que esa ruptura les afecte lo menos posible. Pero no olvides una cosa, los hijos también perciben la mentira, así que vivir en una mentira de una relación ya acabada, afectara aun más a los hijos cuando descubran la verdad que tarde o temprano saldrá a la luz. Porque no olvides que la verdad siempre acaba venciendo.
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